No sé si ustedes han tenido oportunidad de escuchar hablar a un chamo o a alguno que se las quiera echar de tal, que siempre los hay. Nunca falta en su cuasi conversación el qué fino, qué fuerte, demasssiado... o sea... Y pare usted de contar. César Muñoz es un comediante increíble que ha sabido interpretar esta situación en su canción "Yoyqueque". Los invito a escucharla y a reírse un poco... Es lo máaaaaximooooo.
lunes, 1 de noviembre de 2010
domingo, 26 de septiembre de 2010
El caso Heidi... Ufff!!!
1.- Elevación de la frente.
2.- Aumento de los labios.
3.- Botox en la frente, área de las cejas y mejillas.
4.- Cirugía la nariz.
5.- Reducción de la barbilla.
6.- Liposucción en el cuello.
7.- Aumento de busto.
8.- Liposucción en la cintura, caderas y muslos.
9.- Aumento de nalgas.
Una lista de operaciones así sólo es concebible en una mujer maltratada por la vida, por los años, por las deudas o hasta por el clima. Pero no en alguien de 23 años, que es la edad que tenía Heidi Montag cuando pagó para que le hicieran todo eso en un solo día, diez horas bajo el bisturí.
Heidi Montag es una de las estrellas (bueh... no sé si se pueda decir tanto) de The Hills, show reality de MTV que transmitió hace poco su última temporada. Es un personaje realmente atemorizante, pero no porque sea fea ni malvada, sino por lo tooonta!!! Y créanme que no exagero.
Después de que se transformó –muchos piensan que lucía mejor cuando era una chica natural–, su mamá le reclamó lo que se había hecho, que era innecesario y que había puesto su vida en peligro. Ella sólo atinó a decir: “Mamá, ¿tú sabes a cuántas personas le están abriendo el cerebro en este instante?”.
¿Dónde queda la ética de un médico que acepta hacerle todos esos procedimientos a una veinteañera que no necesitaba mejorar absolutamente nada? ¿Sólo por el dinero se arriesga en Beverly Hills la vida de cualquiera? ¿La Asociación de Médicos de Estados Unidos no dice nada al respecto? Basta una simple evaluación psicológica para darse cuenta de que ella lo que necesita es un par de neuronas bajo esa cabellera rubia.
En una entrevista que le hicieron al cirujano que la atendió, Frank Ryan, él alabó “la inteligencia” de Heidi, porque ella había descubierto que no había “bombas sexys veinteañeras en Hollywood y se había propuesto llenar ese nicho”. ¿Qué tal?
Ahora resulta que Heidi no aguanta el tamaño de busto que le colocaron (es el segundo agrandamiento) y quiere que la devuelvan a su talla anterior. Pero tiene miedo, porque el Dr. Ryan falleció hace poco en un accidente de tránsito. “Él conocía muy bien mi cuerpo”, se lamentó.
Aparte de toda la controversia por el aspecto físico, esta rubia estaba casada con Spencer Pratt, su novio de bachillerato y un patán de altura que le tenía prohibido escuchar radio y ver televisión “para que no se contaminara”. Ahora se están divorciando y hay rumores de que la joya que tenía de marido negoció un video XXX por 5 millones de dólares en el que se notan claramente las diferencias del cuerpo de Heidi antes y después de la cirugía.
Por si fuera poco, la pareja está arruinada porque gastaron millones de dólares en el lanzamiento de ella como cantante el año pasado, sin ningún éxito. ¿Habrá quién recuerde su actuación en el Miss Universo 2009, en las Bahamas, cuando ganó Stefanía Fernández? No creo.
En fin, ahora la chica dice que quiere apartarse de Hollywood e irse a vivir a Costa Rica.
Definitivamente, si Heidi vuelve a abrir la boca el robot de Pérdidos en el espacio gritará "peligro, peligro, peligro"
jueves, 2 de septiembre de 2010
¡Hay que ser caradura!
No hay duda de que la fotografía que publicó el diario El Nacional en su primera página el pasado 13 de agosto era grotesca, sí, grotesca... Tan grotesca como la situación que le toca vivir cada fin de semana a medio centenar de familias en las puertas de la morgue; tan grotesca como las cifras de hechos de violencia que hoy en día nos ubica entre los países más peligrosos del mundo; tan grotesca como la impunidad que nos agobia; tan grotesca como nuestra realidad...
Pero, por muy escabrosa que haya sido la publicación de la imagen, ¿no fueron más escabrosas y sinsentido las carcajadas de Andrés Izarra en CNN dos días antes, cuando otro venezolano emitía su opinión sobre la situación de inseguridad del país?
Esas risotadas del ex ministro de Comunicación e Información y presidente de Telesur resultaron como una bofetada para las más de 15.000 familias que el año pasado perdieron un ser querido a manos del hampa. Unas risotadas nerviosas que trataban de ocultar una verdad que está a la vista de todos.
Respeto es lo mínimo que debería mostrar Izarra ante todas las víctimas de la ineficiencia gubernamental para controlar el problema de la inseguridad. Ya basta de echarle la culpa a la cuarta república, son once años de gobierno en los que no tienen ningún resultado positivo que mostrar en este sentido.
Ante el escándalo que generó la imagen de la morgue con los cadáveres apilados, salió el Gobierno en defensa de los niños, niñas y adolescentes del país que se pudieron ver afectados con la publicación. “Es algo asqueroso”, vociferaban por todos sus medios, que no son pocos. Inmediatamente, la Fiscalía, la Asamblea, el Cicpc, la Defensoría del Pueblo... Todos expresaron su indignación y abrieron una averiguación, pero mientras tanto decidieron prohibir noticias y fotografías de sucesos. Es decir, por fin lograrían que sólo viéramos “el país de las maravillas” que nos quiere vender el diario oficialista Vea.
Ahora bien, ¿dónde estaban los protectores de los niños, niñas y adolescentes el 18 de agosto, cuando arrancó la transmisión en vivo de La Hojilla desde el sector Cuatricentenario del Barrio Carpintero de Petare? De todos es sabido que ese programa se transmite a partir de las 11:00 pm y que por su lenguaje sólo puede ser calificado Tipo D de acuerdo con la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión. Peor aún, ese día acompañaba a Mario Silva el aspirante a diputado Jorge Amorín, es decir, el contenido del espacio no era otro que hacer campaña política en la zona. ¿Entonces?
Sumado a esto, en la juramentación de los patrulleros del PSUV en el 23 de Enero, el lunes pasado, el Presidente enseñó a un niño a hacer uno de los gestos con los que simboliza la destrucción de la oposición (alzar los brazos y darle puños a la palma de la mano derecha).
¿Y los defensores de la Lopna?¡Hay que ser bien caradura!
Pero, por muy escabrosa que haya sido la publicación de la imagen, ¿no fueron más escabrosas y sinsentido las carcajadas de Andrés Izarra en CNN dos días antes, cuando otro venezolano emitía su opinión sobre la situación de inseguridad del país?
Esas risotadas del ex ministro de Comunicación e Información y presidente de Telesur resultaron como una bofetada para las más de 15.000 familias que el año pasado perdieron un ser querido a manos del hampa. Unas risotadas nerviosas que trataban de ocultar una verdad que está a la vista de todos.
Respeto es lo mínimo que debería mostrar Izarra ante todas las víctimas de la ineficiencia gubernamental para controlar el problema de la inseguridad. Ya basta de echarle la culpa a la cuarta república, son once años de gobierno en los que no tienen ningún resultado positivo que mostrar en este sentido.
Ante el escándalo que generó la imagen de la morgue con los cadáveres apilados, salió el Gobierno en defensa de los niños, niñas y adolescentes del país que se pudieron ver afectados con la publicación. “Es algo asqueroso”, vociferaban por todos sus medios, que no son pocos. Inmediatamente, la Fiscalía, la Asamblea, el Cicpc, la Defensoría del Pueblo... Todos expresaron su indignación y abrieron una averiguación, pero mientras tanto decidieron prohibir noticias y fotografías de sucesos. Es decir, por fin lograrían que sólo viéramos “el país de las maravillas” que nos quiere vender el diario oficialista Vea.
Ahora bien, ¿dónde estaban los protectores de los niños, niñas y adolescentes el 18 de agosto, cuando arrancó la transmisión en vivo de La Hojilla desde el sector Cuatricentenario del Barrio Carpintero de Petare? De todos es sabido que ese programa se transmite a partir de las 11:00 pm y que por su lenguaje sólo puede ser calificado Tipo D de acuerdo con la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión. Peor aún, ese día acompañaba a Mario Silva el aspirante a diputado Jorge Amorín, es decir, el contenido del espacio no era otro que hacer campaña política en la zona. ¿Entonces?
Sumado a esto, en la juramentación de los patrulleros del PSUV en el 23 de Enero, el lunes pasado, el Presidente enseñó a un niño a hacer uno de los gestos con los que simboliza la destrucción de la oposición (alzar los brazos y darle puños a la palma de la mano derecha).
¿Y los defensores de la Lopna?¡Hay que ser bien caradura!
lunes, 12 de julio de 2010
El periodismo en primera persona
Pasión que desconoce de sacrificios, sean estos personales o familiares, el periodismo es un compromiso de vida que los trabajadores de El Nacional honran con amor y mucho sentido del humor
Por: Patricia Molina y Juan Antonio González
Lo más parecido a llevar otra vida, aparte de la familiar y la personal, es ser periodista. Si se tratara se sacar la cuenta del número de horas que pasamos los periodistas en la redacción de un periódico como El Nacional, escuela para cientos de comunicadores fundada hace más de 60 años por Miguel Otero Silva, deberíamos concluir que esa segunda existencia consume la mayor parte de nuestro tránsito vital.
En promedio, hablamos de 9 o 10 horas diarias dedicadas al oficio de informar. Y es que ser periodista no es algo de lo que uno se desprende fácilmente. En alguna ocasión, un colega dijo que ser reportero es como una droga de cuya adicción es prácticamente imposible curarse. Y dado que los periodistas vivimos más al frente de una computadora o pendientes de la hora de cierre que conversando con alguien de la familia, no es de extrañar que, además de las amistades y la hermandad propias del ambiente laboral, surjan también entre estos afectos y amores duraderos; a veces no tanto, claro, pero afectos al fin y al cabo.
La noticia nos mueve, es el vínculo entre la redacción y lo que palpita fuera de ella; por la noticia, no dejamos de investigar, narrar e interpretar la realidad de nuestro tiempo. Esa materia prima de validez efímera confronta a los periodistas con historias dramáticas, asombrosas y divertidas. Pero a la vuelta de la esquina está el riesgo de informar, sobre todo en estos tiempos en los que el poder político no escatima en acusaciones de falsedad, de manipulación y hasta activa los mecanismos jurídicos que posee para convertir el oficio en acto delictivo, desestabilizador. Pero, de seguro, no hay periodista que se sienta más orgulloso de desestabilizar con la verdad.
Ya lo escribió Pablo Antillano en su artículo “Vivir peligrosamente”, publicado en el libro Periodistas en su tinta (recopilación de Petruvska Simne para Alfadil Ediciones): “La vida de un periodista siempre está en peligro. No sólo la vida de aquellos que andan cubriendo las cataratas de violencia que han seguido a la famosa Guerra Fría, en Gaza y Cisjordania, en Yakarta, en la Taloqan afgana, en el Kosovo serbio-albanés, en Guatemala, en Uganda, en Yugoslavia, en Irlanda del Norte, en Argelia, en el País Vasco, en Buenos Aires, Cali o Medellín, en Cachemira, en Bagdad, en Liberia o el Kurdistán.
Aquí en Caracas, donde por ahora no hay guerra civil abierta, la vida de los periodistas también está constantemente amenazada por el azar de una tanquilla eléctrica que explota, por el asalto de un malandro, por el tiro de un francotirador, la pedrada roja de un chavista o el palazo tricolor de una escuálida. Pero estadísticamente las mayores amenazas a la vida del periodista provienen, desde hace tiempo, de la cultura del evento y el vernisage”. El reto es doble, entonces: por una parte, defender el compromiso con una verdad que, casi siempre, disgusta al poder, y por la otra, no dejarse obnubilar por la adulancia de aquellas individualidades y grupos deseosos de aparecer en la prensa. Y a estos desafíos hay que agregar ahora el que plantea el periodismo digital, que en medios impresos como El Nacional se denomina Convergencia.
Ah, pero no todo es drama. Por ejemplo, a los muertos de un viernes por la tarde o un domingo a cualquier hora, los llamamos “rayo”, y si ello no fuera necesario, reproduzcamos, para terminar, las frases más frecuentes a las que recurren muchos periodistas cuando alguna personalidad fallece, recopiladas por Rubén Wisotzki en Periodistas en su tinta: “¡Se murió Fulanito!, ¿dónde lo ponemos?”, “¡Se murió Fulanito! Coño, ¿no lo pudo hacer otro día?”, “¡Se murió Fulanito! ¿Era importante?”, “¡Se murió Fulanito! Saca el freezer”, “¡Se murió Fulanito! ¿Cuánto escribo?”.
Vea video con entrevistas
Por: Patricia Molina y Juan Antonio González
Lo más parecido a llevar otra vida, aparte de la familiar y la personal, es ser periodista. Si se tratara se sacar la cuenta del número de horas que pasamos los periodistas en la redacción de un periódico como El Nacional, escuela para cientos de comunicadores fundada hace más de 60 años por Miguel Otero Silva, deberíamos concluir que esa segunda existencia consume la mayor parte de nuestro tránsito vital.
En promedio, hablamos de 9 o 10 horas diarias dedicadas al oficio de informar. Y es que ser periodista no es algo de lo que uno se desprende fácilmente. En alguna ocasión, un colega dijo que ser reportero es como una droga de cuya adicción es prácticamente imposible curarse. Y dado que los periodistas vivimos más al frente de una computadora o pendientes de la hora de cierre que conversando con alguien de la familia, no es de extrañar que, además de las amistades y la hermandad propias del ambiente laboral, surjan también entre estos afectos y amores duraderos; a veces no tanto, claro, pero afectos al fin y al cabo.
La noticia nos mueve, es el vínculo entre la redacción y lo que palpita fuera de ella; por la noticia, no dejamos de investigar, narrar e interpretar la realidad de nuestro tiempo. Esa materia prima de validez efímera confronta a los periodistas con historias dramáticas, asombrosas y divertidas. Pero a la vuelta de la esquina está el riesgo de informar, sobre todo en estos tiempos en los que el poder político no escatima en acusaciones de falsedad, de manipulación y hasta activa los mecanismos jurídicos que posee para convertir el oficio en acto delictivo, desestabilizador. Pero, de seguro, no hay periodista que se sienta más orgulloso de desestabilizar con la verdad.
Ya lo escribió Pablo Antillano en su artículo “Vivir peligrosamente”, publicado en el libro Periodistas en su tinta (recopilación de Petruvska Simne para Alfadil Ediciones): “La vida de un periodista siempre está en peligro. No sólo la vida de aquellos que andan cubriendo las cataratas de violencia que han seguido a la famosa Guerra Fría, en Gaza y Cisjordania, en Yakarta, en la Taloqan afgana, en el Kosovo serbio-albanés, en Guatemala, en Uganda, en Yugoslavia, en Irlanda del Norte, en Argelia, en el País Vasco, en Buenos Aires, Cali o Medellín, en Cachemira, en Bagdad, en Liberia o el Kurdistán.
Aquí en Caracas, donde por ahora no hay guerra civil abierta, la vida de los periodistas también está constantemente amenazada por el azar de una tanquilla eléctrica que explota, por el asalto de un malandro, por el tiro de un francotirador, la pedrada roja de un chavista o el palazo tricolor de una escuálida. Pero estadísticamente las mayores amenazas a la vida del periodista provienen, desde hace tiempo, de la cultura del evento y el vernisage”. El reto es doble, entonces: por una parte, defender el compromiso con una verdad que, casi siempre, disgusta al poder, y por la otra, no dejarse obnubilar por la adulancia de aquellas individualidades y grupos deseosos de aparecer en la prensa. Y a estos desafíos hay que agregar ahora el que plantea el periodismo digital, que en medios impresos como El Nacional se denomina Convergencia.
Ah, pero no todo es drama. Por ejemplo, a los muertos de un viernes por la tarde o un domingo a cualquier hora, los llamamos “rayo”, y si ello no fuera necesario, reproduzcamos, para terminar, las frases más frecuentes a las que recurren muchos periodistas cuando alguna personalidad fallece, recopiladas por Rubén Wisotzki en Periodistas en su tinta: “¡Se murió Fulanito!, ¿dónde lo ponemos?”, “¡Se murió Fulanito! Coño, ¿no lo pudo hacer otro día?”, “¡Se murió Fulanito! ¿Era importante?”, “¡Se murió Fulanito! Saca el freezer”, “¡Se murió Fulanito! ¿Cuánto escribo?”.
Vea video con entrevistas
domingo, 20 de junio de 2010
Más drama en MTV
MTV Latinoamérica anunció con bombos y platillos su incursión en el género de las telenovelas. Ya comenzaron a grabar en Bogotá los capítulos de su primera producción, titulada Niñas mal, que trata sobre las aventuras de tres adolescentes que son enviadas a un internado para mejorar su comportamiento.
El vicepresidente de MTV Latinoamérica afirmó que el proyecto responde al propósito de la cadena de ofrecer una programación variada, pero ¿más drama del que ya ofrece?
Los aficionados a la música extrañan a la MTV de los inicios, aquella de los años ochenta que daba información de las bandas, de sus discos, de los videos, de los conciertos... Aquella MTV sencilla, con producciones poco ambiciosas pero ricas en contenido, que marcó un antes y un después en el estilo de televisión que se veía hasta ese momento.
De aquella queda muy poco, por no decir nada. Sobre el cambio seguro que los ejecutivos de la cadena podrán dar mil razones financieras, pero hoy resulta increíble asociar el nombre de MTV con programas como los que transmite actualmente, por citar algunos, My BFF’s, Jersey Shore o My Sweet Sixteen.
En My BFF’s, la heredera Paris Hilton anda en búsqueda de su “best friend forever” y para ello tiene a una docena de personas pasando varias pruebas ante los medios, ante las cámaras, en locales nocturnos, para ver quién es digno de ser su mejor amigo. Lo mejor de todo es cómo lloran en la eliminatoria porque “no saben vivir sin la amistad de Paris”.
El caso de Jersey Shore es más pugilístico, sí, leyeron bien, pugilístico. Durante el verano pasado, pusieron a vivir en una casa de la zona vacacional de Jersey Shore a ocho veinteañeros (cuatro chicos y cuatro chicas). Los hombres están más pendientes de su físico que de respirar. Se supone que están en la playa, pero todas las semanas van a una sala de bronceado. De lo que sí están preocupados es de salir a rumbear y tener sexo todas las noches con quien sea, dicho por ellos mismos… Pero en cada una de esas salidas, no hay un episodio en el que no haya habido puñetazos de por medio al estilo Batman… ¡Kapoww!... ¡Pum! La más pequeña de todas, Snooki –mide menos de metro y medio– ha recibido más golpes que pocillo de loco. Ya anunciaron la segunda temporada, pero se mudan a South Beach.
¡Ah! Pero el mejor de todos es My Sweet Sixteen. Es increíble cómo se gasta dinero en producir un programa de una hora para ver las malcriadeces de quinceañeras millonarias. Que la fiesta de sus 16 es lo más importante en la vida de millones de adolescentes estadounidenses se puede aceptar, pero que les griten y les falten el respeto a sus padres, hermanos, amigos de colegio y proveedores porque ella es la cumpleañera, es algo que saca de sus cabales a cualquiera. Y la pataleta que agarró una porque le iban a regalar un Lexus negro, o la que hizo otra porque su cantante favorito estaba contratado para el día de su fiesta, son episodios que superan el nivel de paciencia de cualquiera.
Aunque parezcan programas cómicos, créanme, no lo son. Entonces, les pregunto, ¿creen que es necesario más drama en MTV?
martes, 15 de junio de 2010
A bailar Waka Waka
Para estar a tono con la fiebre del Mundial de Fútbol, en un post anterior les sugerí que se aprendieran unos pasitos del "Waka Waka" para celebrar los goles de su selección favorita. Créanme, nunca está demás... Y si tiene fines benéficos, como es el caso de la campaña "One Goal, Education for All", mejor aún.
jueves, 3 de junio de 2010
¡A disfrutar el Mundial!
Nada se agradece más en este momento que un evento que nos llene de emociones, de alegrías, en el que no importe a cuál equipo vamos, porque todo lo que queremos es disfrutar... A las chicas que odian el fútbol, aprovechen de pedir todo lo que quieran, de irse de compras, de reunirse con las amigas, porque a cambio de paz ellos les dirán que sí a todo. A las señoras que creen que se van a perder la novela de la noche... ¡Noooo! El partido más tarde comenzará a las 2:00 de la tarde. A los que que se lamentan porque los precios de los restaurantes están por las nubes y no podrán reunirse con sus amigos a gritar ¡Goooool!, pueden planificar los encuentros para ver los juegos de las 7:00 am y 9:00 am en una arepera y la cuenta no será tan dolorosa. Como ven, todos tenemos la posibilidad de despreocuparnos durante los próximos 30 días...
Para ponerle ritmo a la fiesta, a continuación comparto con ustedes el video oficial del "Waka waka"... Los pasitos africanos no son tan difíciles. Se los aprenden y cuando sus equipos ganen, sorprenden a sus amigos con su coreografía. Después me cuentan. En fin, ¡llegó la hora! A disfutar todos de la Copa Suráfrica 2010...
Para ponerle ritmo a la fiesta, a continuación comparto con ustedes el video oficial del "Waka waka"... Los pasitos africanos no son tan difíciles. Se los aprenden y cuando sus equipos ganen, sorprenden a sus amigos con su coreografía. Después me cuentan. En fin, ¡llegó la hora! A disfutar todos de la Copa Suráfrica 2010...
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